Dolor en los dedos en el embarazo

Dolor en los dedos en el embarazo

Entre todos los cambios hormonales que suceden durante el embarazo están los neurológicos, que pueden ocurrir por afecciones directamente en los nervios o por la

Entre todos los cambios hormonales que suceden durante el embarazo están los neurológicos, que pueden ocurrir por afecciones directamente en los nervios o por la compresión de nervios, debido a la retención de líquido tan común durante el embarazo.
Este último es el caso del síndrome del túnel carpiano. Esta afección puede producirte dolor como si sintieras agujazos u hormigueo en tus dedos pulgar e índice.
Sin embargo, el dolor de espalda se produce mayormente por el aumento progresivo de peso que tiene que soportar tu columna, el que se distribuye principalmente alrededor de tu cintura.

Cómo tratar el dolor de los dedos en el embarazo

También puedes sentir cierto adormecimiento y debilidad en tus dedos. Con muy poca frecuencia estos síntomas pueden extenderse también a tu mano o parte de tu antebrazo.
Para tratarlo lo mejor es dormir con una férula en la mano, ya que esta tablita mantendrá tu mano inmóvil en una posición media y también evitará que sin querer duermas sobre tu mano.
Durante el día puedes levantar la mano por encima del nivel de tu cabeza y hacer movimientos con los dedos.
La acupuntura también puede ser un buen método para ayudarte a aliviar esta sensación, sin embargo, no deberías preocuparte mucho por esta complicación ya que de todos modos desaparecerá después del parto.
En muy pocos casos el dolor es importante y no cede aún después del parto. El médico entonces evaluará el tratamiento, que en general es quirúrgico.

¿Por qué se presenta la infección vaginal en el embarazo?

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH vaginal. Por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias.

Durante los meses de gestación, se producen cambios en el pH de la mujer, por esta razón, los especialistas consideran que es la etapa más vulnerable para la proliferación de bacterias, es decir, de una infección vaginal en el embarazo.

El embarazo representa un período de cambios para toda mujer. Es una etapa en la que todo se modifica. Desde las variaciones más perceptibles como la ansiedad y el aumento de peso hasta alteraciones del organismo poco conocidas, como las infecciones vaginales.

El papel de las hormonas y la infección vaginal en el embarazo

Durante los 9 meses de gestación, el nivel de hormonas femeninas cambia y afecta directamente al pH del área genital. En lo cotidiano, el pH de la zona vulvar es ácido e inferior al de otras partes del cuerpo, y se sitúa en un rango de 3.8 a 4.2, con la finalidad de impedir el crecimiento de bacterias.

Durante el embarazo la futura mamá protagoniza diversos cambios hormonales que comprometen directamente la capa protectora ácida. De esta manera, la variación a un pH mayor a 4.2 puede alterar el equilibrio en detrimento de la flora habitual, lo que deja espacio a la proliferación de gérmenes patógenos. Por esta razón, los 9 meses de gestación representan una de las etapas más vulnerables de la mujer para adquirir infecciones del tracto ginecológico.

Cómo protegerse de una infección vaginal en el embarazo

Es necesario que toda mamá tome cuidados especiales para mantener su zona íntima limpia y protegida durante esta importante etapa de la vida.

Entre las principales recomendaciones se encuentran:

  • Usar ropa interior de algodón.
  • No utilizar ropa muy ajustada o de materiales sintéticos.
  • Lavar la ropa interior con jabón de barra y enjuague, sin dejar residuos.
  • Lavar la zona íntima con un jabón especial con pH ácido que limpie, hidrate y ayude a prevenir infecciones del área vulvoperineal.
  • No se recomienda utilizar desodorantes íntimos, talcos, aromatizantes ni sales de baño o burbujas.
  • Evitar traumatismos de la región genital como el rasurado, la depilación o fricción.
  • Si se observan cambios en el flujo vaginal, prurito, ardor o mal olor, no automedicarse y consultar al ginecólogo u obstetra.